Thursday, October 18, 2012

El Televisor

¿Es la televisión una mala maestra, como dice Karl R. Popper y otros? ¿Se dirá ahora lo mismo de Internet, de los videojuegos, los celulares, las computadoras, las tabletas, y de la tecnología novedosa en general? Y si todo eso tuviera efectos negativos para el aprendizaje, ¿en qué consisten esos efectos negativos?

Por supuesto, en la manera en que usamos o abusamos de las herramientas tecnológicas está el problema en potencia. Hoy en día, un problema potencial es la infoadicción, y un grave problema subyacente es la enajenación, entendida como aquello que arroba nuestra atención de una manera desproporcionada tal que otros aspectos de nuestra vida quedan desatendidos o del todo olvidados. Ahí donde ocurre un desenfreno o un frenesí excesivo por lo que está afuera de uno, una hubris, y que termina poseyendo nuestra subjetividad y nuestro pensamiento independiente, ahí ocurre un vicio y no una virtud. Puede ser un objeto, como el modelo más reciente de un automóvil, o una percepción socioeconómica que degenere en un consumismo o un mercantilismo; o puede ser una persona, el novio o la novia, un líder carismático o un cantante de moda; una religión o una posición laboral, etc.

La enajenación puede ocurrir tras la percepción distorsionada y estrecha de cualquier aspecto de la vida mientras que la vida es mucho más grande de lo que se nos dice o de lo que nosotros interpretamos, mucho más. Por eso, representa un mal maestro aquello que detenga el aprendizaje, que estorbe a la exploración, que impida el descubrimiento por el individuo mismo de esa amplitud de la existencia. Pues esa búsqueda nos ayuda a expandir nuestro estado de conciencia, y a no quedarnos con versiones estrechas y miopes de la realidad.

Hice unas reflexiones adicionales sobre la educación y la televisión aquí: T.V. y Educación.

Por último, recién encontré una dramatización de la enajenación por causa de una interpretación indebida de la televisión. Es un episodio de una serie en la televisión española de hace muchos años, pero que aún puede provocar la reflexión:

Episodio completo: El Televisor.

Historias Para No Dormir: El Televisor (1 de 5)

Monday, October 15, 2012

¿Cristianismos?

HUGO:

Ya te escuché Paco, veo que vuelves a insistir con eso de la teología, pero te voy a repetir que Dios no está con los sabios ni con los entendidos de este mundo, sino con la gente sin cultura como yo, quienes tenemos nuestra fe y nuestras buenas obras. Dios dice que con eso tengo más que suficiente, y por lo tanto no hay necesidad de esos estudios teológicos que tú reclamas. Por favor ten cuidado, no puedes ir en contra de la voluntad de Dios. ¡Conócela antes de hablar!

PACO:

Mira Hugo, lo que recién dices me servirá para darte un ejemplo de la importancia del ejercicio teológico independiente, en contraste con el hábito de adoptar opiniones de otros sin antes pensarlo más de dos veces.

HUGO:

Lo que te dije está escrito en la Biblia, que es la Palabra de Dios, no puedo estar equivocado. ¿Cómo podrías contradecirla y pretender tener la razón?

PACO:

Lo que yo leo en la Biblia es que tanto a los sabios como a los entendidos les falta mucho para llegar a conocer la voluntad de Dios. Por lo que te pregunto: ¿quién es un sabio o un entendido?, ¿acaso será aquel que afirma saber algo sin tener ninguna duda? Entonces, mi estimado amigo Hugo, ¿qué es lo que recién estás haciendo? ¿No es acaso afirmar, sin asomo de duda, que conoces la voluntad de Dios y aseguras saber lo que Él dice? Y enseguida afirmas con quién está y con quién no está. ¿No serías tú quien deba tener cuidado y estudiar con profundidad antes de hablar?

HUGO:

Estás tergiversando el significado bíblico, ¡me preocupa mucho tu alma Paco! Ten mucho cuidado pues así es como el demonio utiliza la inteligencia humana para desviar a la gente del camino recto. El castigo será muy duro para ti, más te valdría que te hundieras en lo profundo del mar con una gran piedra de molino atada al cuello.

PACO:

Sugiero que lo tomes con calma Hugo, de pronto tu reacción no parece ser consistente con aquello que dijiste de tus “buenas obras”. Tan sólo quisiera que reflexionaras sobre tus afirmaciones, aseguras conocer lo que significa el texto bíblico, y además, al parecer, afirmas que los sujetos mencionados en el texto tienen por referentes, hoy en día, a las personas que estudian teología. ¿No te parece que eso es pretender saber demasiado? ¿No te parece que te estás colocando justo en el lugar de un sabio y entendido?

HUGO:

Tú sabes, Paco, que mi invitación siempre estará ahí para estudiar la Biblia contigo, y para que te acerques a Dios por medio del arrepentimiento. Yo, y mis hermanos en la iglesia, estamos con los brazos abiertos para ayudarte a reconocer lo monstruoso de tu orgullo. Recuerda que tu salvación es lo más importante.

PACO:

¿Dices que mi salvación es lo más importante? Pero, ¿acaso no dice Jesús que quien busque salvar su vida, la perderá? A mí me parece que quien necesita ayuda espiritual eres tú, pues tu doctrina no parece ser la correcta.

LUIS:

Saludos a ambos, los he estado escuchando desde hace rato, y me parece que ambos hacen lo mismo con el texto bíblico: afirman que el significado del texto apoya su punto de vista, pretenden poner al texto de su lado para que así puedan juzgar al otro como un hereje. Quizá desconocen que se puede justificar casi cualquier opinión con base en lo escrito en pasajes de la Biblia —de hecho así parece haber sucedido a lo largo de la historia del cristianismo. En el pasado, la tensión entre ortodoxia y heterodoxia ha llegado a grados desproporcionados. El tema es enorme, ¿no les gustaría revisar a fondo la historia de los cristianismos y de su enorme diversidad? Quizá eso pueda ayudarles a desaprender su religión, y para volver a formar sus opiniones pero con bases más amplias.

Thursday, October 11, 2012

Las preconcepciones

¿Cuál puede ser un grave problema con mi versión actual del mundo? Pues uno grave sería, quizá, vivir siempre encadenado a unas preconcepciones que no me orienten en el sentido de la realidad, y ser inconsciente de ello. ¿Cuál es el problema con eso? Pues, tal vez, que mis preconcepciones actuales sean un estorbo para seguir aprendiendo, para mejorar o cambiar mi opinión sobre la realidad de algún asunto relevante. Por ejemplo, si estoy muy convencido de haber entendido la idea de triunfo económico exclusivamente como libertad financiera entonces entre más fuerza tenga esa convicción menos estaré dispuesto a aprender algo nuevo o mejorado sobre dicha idea, precisamente la fuerza de esa convicción es lo que me impide mejorar la idea. Por lo que la siguiente vez que me encuentre muy seguro de mis opiniones quizá deba recordar que alguien sin escrúpulos es lo mismo que alguien sin dudas.

El conocer al estilo científico no es “la cúspide de la perfección humana” —lo cual es un disparate— sino uno de los esfuerzos más confiables para conocer justificadamente el mundo, no como quisiéramos que fuese sino como realmente es. Si bien es cierto que ese estilo de aprender no es perfecto, aún podemos apoyarnos en sus estrategias para tomar conciencia de nuestras preconcepciones y para no quedar encadenados a ellas por siempre.

Las preconcepciones están presentes todo el tiempo, es un efecto residual del consumo de la cultura a nuestro alrededor. Nosotros mismos hacemos ese consumo, nadie lo puede hacer por nosotros, y ocurre al realizar el acto de interpretación de los datos sensibles que percibimos o de las imágenes mentales en nuestra memoria. Por lo que las preconcepciones son residuos directamente relacionados con nuestra destreza para interpretar la realidad. Si no tenemos el hábito de mejorar nuestra capacidad interpretativa es posible entonces que nuestra destreza para interpretar no incluya tomar conciencia de nuestras preconcepciones, provocando que estemos por completo convencidos de haber entendido un concepto cuando en realidad nos mantenemos ignorantes de dicho concepto de manera inconsciente. Es decir, lo que nos impide aprender un concepto nuevo es el preconcepto que usurpa su lugar.

Nuestro actuar concreto en la vida práctica está dado en el contexto de un esquema teórico-conceptual, por lo que es evidente que el problema de las preconcepciones no es un problema práctico, sino teórico. Para mejorar substancialmente la práctica, y al mundo concreto del momento presente, es requerido mejorar la teoría. Una teoría es una mirada hacia la realidad desde determinada perspectiva, hay teorías de todo tipo y alcance, y las que explican más hechos, es decir las más amplias, tienden a ser las mejores. Las teorías moldean, como anteojos de color, nuestras interpretaciones y pueden convertirse en herramientas para el ejercicio interpretativo si uno es consciente de dichas teorías. Por tanto, ampliar y profundizar nuestro conocimiento teórico es parte del proceso para adquirir destreza interpretativa. No podemos ver la realidad de manera directa, al parecer siempre necesitamos una teoría para guiar cada interpretación. Como nos dice Guy Claxton:

«La observación está continuamente dirigida por el interés y el pensamiento humanos, y cuanto menos evidente sea la mano controladora de nuestras preconcepciones, más importante será recordar que está ahí y reflexionar constantemente sobre de qué nos puede estar apartando o a qué nos puede estar acercando de una manera tácita. El hecho de que los datos estén “contaminados” con las creencias y las presuposiciones de los científicos es algo de lo que éstos deben tratar de ser conscientes y, en ocasiones, de lo que se deben guardar. Por ejemplo, uno de los grandes problemas experimentados por los antropólogos es cómo dejar a un lado sus propios hábitos culturales de pensamiento mientras tratan de comprender cómo ven el mundo personas muy distintas a ellos. Y no es que juzguemos a otras personas en función de nuestra propia visión del mundo; las teorías que suscribimos en un momento dado moldean —tanto si lo sabemos como si no— todas nuestras observaciones.»

Cuando no podemos interferir en el curso de un proceso y así experimentar para indagar qué es lo que pasa, «...todo lo que podemos hacer es utilizar teorías para dirigir nuestra atención a determinados tipos y localizaciones de sucesos, y para guiar nuestra interpretación de lo que vemos.» —Guy Claxton. Educar mentes curiosas. El reto de la ciencia en la escuela.

Las estrategias científico-filosóficas que contrarrestan los efectos de las preconcepciones pueden ayudarnos para mejorar la interpretación que hacemos de la realidad. Algunas son, entre otras, y como nos recuerda Derek Alexander Muller, el auto-cuestionamiento, el diálogo y la discusión: Khan Academy and the Effectiveness of Science Videos.


Tuesday, October 2, 2012

¿Teología para todos?

¿Se pueden conocer los pensamientos y las intenciones de las deidades judeocristianas?

Es una muy buena pregunta. Habrá teorías psicológicas que puedan ofrecer algunas perspectivas. Por otro lado, hay otro tipo de teorías, las teorías teológicas, que establecen a la «revelación» como el pilar del conocimiento teológico; sin embargo, necesitaremos ayuda de otro grupo de teorías, inclusive antropológicas y también filosóficas, para dilucidar el alcance de nuestra interpretación de lo «revelado».

Dado que el estado del mundo religioso se debe, en parte, a las interpretaciones históricas de lo «revelado», entonces entiendo la pertinencia del grupo de teorías teológicas que ya no consideran a lo «revelado» o lo sobrenatural como algo de relevancia para el ejercicio teológico. Como dijo Feuerbach y otros: la teología es antropología.

Pero el conocimiento es poder, y si se tiene el control del conocimiento —aunque este supuesto conocimiento sea tan sólo aparente¬— entonces se tiene el control sobre los que no lo tienen.

No es raro entonces encontrar jerarquías, cual pirámides, donde el conocimiento se controla desde la cúspide y desde la cual se controla al resto de la estructura.

¿En dónde se observa esa manera de proceder y de organizarse? Pues, por ejemplo, en la religión institucionalizada. Quizá es la manera más popularmente conocida y por eso se llevan esos patrones organizacionales a todos lados, gobierno, escuela, y muchos tipos de corporaciones: un prelado jerárquico compuesto de ministros de culto o clero regular que dictaminan el qué y el cómo para todo el clero secular o feligresía.

Sospecho que para no pocos casos la secuencia histórica ocurre así: primero, algún prelado de muy alta jerarquía se asigna la encomienda de pensar teológicamente, y se aprovisiona del tiempo y de los recursos para abordar el ejercicio teológico. Luego, al constatar de qué va el pensamiento teológico, y por alguna curiosa y muy conveniente razón, ese prelado decide que el resto de la feligresía no podrá afrontar directamente una materia de estudio como la teología, o que no deberá permitírsele exponerse a esa materia de estudio pues no tendría la capacidad para entenderla y fácilmente podría malinterpretarla para su propio menoscabo espiritual. Entonces resulta que los pocos en ese diminuto prelado —diminuto en comparación con el resto de la feligresía— se presentan a sí mismos como los benefactores de todos los demás, pues hacen por ellos el arduo trabajo de pensar teológicamente. Lo único que la feligresía tiene que hacer es aceptar y acatar todo lo que se les diga, por su propio bien.

Sin embargo, como es el caso del pensamiento científico, el pensamiento filosófico, y otros, también el pensamiento teológico es para todo aquel interesado, y no se necesita permiso de nadie para ejercerlo, tan sólo el permiso de la propia conciencia que nos impide vociferar meras opiniones sobre un tema sobre el cual no hayamos primero investigado a fondo y con amplitud de miras.

Reflexiones adicionales en la siguiente página: ¿Erudición cristiana?